Usamos cookies y otras tecnologías propias y de terceros para hacer funcionar de manera correcta y segura nuestra página web. También las usamos para analizar la navegación de los usuarios y poder ajustar la publicidad a tus gustos y preferencias. Política de Cookies.
Circulamos por ellas, conectan nuestras ciudades y nuestros países, incluso dan nombre a un género cinematográfico, las road movies. Hablamos de las carreteras y las autovías, y ellas son las protagonistas de un aula didáctica y un museo poco corrientes: el Museo de carreteras de Teruel.
Para visitarlo, hay que desplazarse hasta el Centro de Conservación de Carreteras (que depende del Ministerio de Fomento) ubicado en el polígono Los Hostales, en la carretera de Celadas. La exposición cuenta con cuatro zonas: un aula didáctica y un pequeño laboratorio; una biblioteca técnica; el museo propiamente dicho y una exposición exterior de 37 vehículos y maquinaria utilizados en la construcción y mantenimiento de carreteras y autovías. Máquinas como las retroexcavadoras, los quitanieves y los rodillos compactadores, pero también una colección de barreras de seguridad, hitos y otras señales que nos permiten ver su evolución con el paso de los años.
Fue en 2006 cuando se abrió el aula didáctica y el laboratorio. Su objetivo era dar a conocer a la sociedad en qué consistía el trabajo de conservación y creación de este tipo de vías y lo más apropiado, pensaron, era empezar por los niños. En el aula didáctica, a la que se accede concertando una cita, al igual que a la biblioteca técnica, los chavales aprenden a construir y conservar una carretera mediante juegos creados, en su mayoría, por los propios trabajadores del Centro de Conservación de Carreteras. Juegos como una dioptra (un aparato que usaban los topógrafos en la antigüedad) y un nivel romano llamado chorobate, construidos en madera y con un tamaño adecuado para los pequeños.
Pero no fue hasta 2017 cuando se creó el Museo de Carreteras propiamente dicho, cuyos fondos exponen materiales y objetos recopilados por la Unidad de Carreteras de Teruel y de donaciones de otros organismos y particulares. La exposición comprende 13 secciones que recorren la historia de las carreteras de España, poniendo como ejemplo las de la provincia de Teruel.
Con el título Camineros, de la senda a la autovía, la visita supone un viaje en el tiempo que va desde la construcción de las calzadas romanas hasta las grandes autovías de hoy: cómo se viajaba, quiénes eran y cómo vivían los camineros, los primeros trabajadores que construyeron las carreteras a golpe de pico y pala; la historia de la señalización de las calzadas; la construcción de puentes; cómo se realizaba el control de calidad en las obras de las carreteras y los aparatos empleados para ello, y otros aspectos de la ingeniería, la topografía y la delineación. Incluso puede verse la reproducción del despacho de un ingeniero, con todos los aparatos de topografía, planos y plantillas que usaban estos profesionales para la realización de sus proyectos. Y si se quiere complementar la experiencia, es posible desplazarse hasta Luco de Jiloca para visitar una casilla de camineros que se ha mantenido tal y como fue construida en su momento. De esta manera es posible entender la dureza del trabajo de estos peones, muchos de ellos atados al tramo de carretera que les tocaba construir.
El museo permanece cerrado, por el momento, debido al estado de alarma decretado por el covid-19, pero en cuanto la situación lo permita reabrirá sus puertas al público los sábados de 10.30 a 13.30 h.